Muchas novedades en Riviera Maya. Que si The St. Regis Kanai Resort. Que si Etéreo Auberge Resorts. Que si ahora en Ciudad Mayacoba con Rosewood ídem y Banyan Tree íbidem. Que si el próximo 3 de agosto la reapertura de Maroma, a Belmond Hotel en nada más y nada menos que 80 hectáreas de selva tropical, junto a las más bellas playas. Que si all of the above tratando de hacer lo propio con el turismo más high net worth y super top y destacarse y diferenciarse ante la gran y nutrida variedad en la oferta de restauración y opciones que se incrementan casi mensualmente. Lejos quedaron atrás los viajes a Acapulco, Cancún, Puerto Vallarta del “joven Micha” con sendas visitas de inspección en temporada altísima y para combatir el aburrimiento invernal. Ahora, hay que ir con calma y buscando una “aguja en un pajar” y apreciar lo que hace la diferencia… que, a decir verdad, es poco y muy confuso. Servicio de mayordomos, artesanías, arte local, ingredientes de la región, tequila, también mezcal, sotol et al.
Lamentablemente, siempre el común denominador es la mínima inversión de facto por parte de las cadenas de hotelería más allá de innovadores esquemas de operación, protocolos de atención, y en suma, una propuesta de servicio en un país donde la buena atención es un given, con miras a la profesionalización de la industria de la hospitalidad, todo bien limitado.
Te podría interesar
Quien sí hace lo propio es Xcaret y sus múltiples encarnaciones all inclusive y parques, especialmente en dos propiedades: Xcaret Arte y La Casa de la Playa: siempre inversión directa 100% nacional, promoción de hoteles como destinos, capacitación intensiva, y fuentes de ingresos que van más allá de la importación de esquemas de operación, o esquemas de utilidades y/o renta inmobiliaria. Aquí, sí hay mexicanos rifándose su patrimonio, sudor y lágrimas, apostando el todo por el todo, más su reconocida operación de parques temáticos, nuevos desarrollos y planes de inversión a largo plazo.
El consolidado op. cit con apoyo a festivales gastronómicos locales y culturales como el que recientemente se llevó a cabo –y por segunda ocasión- en colaboración con Alondra de la Parra y GNP Seguros. Igualmente con la creación de programas socialmente responsables como Armonía Social y más, más, más. No se limitan únicamente a contratar a “famosos” diseñadores de interiores, ni dirigir “artesanos locales” cuyo resultado oscila dudosamente entre “homenajes” y contundentes apropiaciones so pretexto de proteger el “legado mexicano y las raíces”. A la restauración –de igual manera- se suman experiencias retail que también se modernizan al ritmo de los tiempos en que vivimos y hay hasta un run, run de cambiar para estar a la altura del destino en el Centro Comercial de alto lujo de la zona.
Te podría interesar
En el Caribe, como en La Baja visitantes a todo vapor, y sin dirección ni apoyo de las instancias gubernamentales ni de gestión ni de promoción. “Pobre México...”.