Desde 2016, entre los municipios de Ecatepec y Tlalnepantla en el Estado de México "aterrizó" un hombre alado a la Autopista México-Pachuca que da la bienvenida a los visitantes que provienen de la Ciudad de México. El Vigilante, una obra del escultor michoacano Jorge Marín que mide 25 metros de altura es ya un referente de Ecatepec, el municipio más poblado del Estado de México.
Majestuoso, el Vigilante es de las maravillas previas a la zona arqueológica de Teotihuacán que los turistas provenientes de Indios Verdes y la Ciudad de México pueden observar en el camino hacia el Estado de México; quizá de primera vista nos recuerde al mitológico Ícaro, sin embargo el propósito de esta escultura podría estar muy lejana de la trágica historia del hijo de Dédalo.
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¿Cuál es la historia de El Vigilante de Ecatepec?
La obra fue entregada en el 2016 al entonces Presidente de México Enrique Peña Nieto, y sus 25 metros de altura conformados por bronce y acero reposan sobre una base que resistiría un edificio de seis pisos; el hombre alado, listo para emprender el vuelo, ha sido definido por el propio Marín "como un sueño alado".
Con un antifaz de un ave, el Vigilante es una "intromisión" artística a uno de los 125 municipios que conforman el Estado de México y cuyo propósito es incorporar el arte a lo cotidiano; este hombre es símbolo del Ehécatl, el Dios del Viento y que en esa postura -a punto de echar a volar- tiene la intención de mantener la sensatez y un estado de vigilia.
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En la cuenta de Facebook de Jorge Marín hace una descripción de su obra, una de las más importantes a lo largo de su carrera por las dimensiones que tiene, pero que no compite con sus exposiciones itinerantes por el mundo o sus más conocidas "alas"; y escribe lo siguiente: "Tiene la mirada en contemplación y las alas desplegadas, viste una máscara de ave que llama con su canto al aire y la pose de su cuerpo le muestra listo para alzar el vuelo en una tensión en calma. La escultura es como un cuerpo momentos antes de saltar y de enfrentarse al viento".