En la parte norte del Golfo de Tehuantepec y bajo los radiantes atardeceres que iluminan las costas del Pacífico, el puerto de Salina Cruz –uno de los embarcaderos comerciales más importantes del poniente del país y clave para los proyectos de infraestructura de la administración actual– es también un paraíso natural delineado por playas extensas y montañas escarpadas, listo para recibir aún más visitantes una vez que proyectos como el Tren Interoceánico y el Corredor del Istmo comiencen operaciones.
Aquí, el Hotel Misión San José, inaugurado hace más de dos décadas en el corazón de Salina Cruz, se ha convertido en el albergue de confianza para los viajeros que regresan al puerto en repetidas ocasiones… y entre ellos, se encuentra nada menos que Andrés Manuel López Obrador, quien durante seis años como Presidente de México, se ha hospedado en esta propiedad en 12 ocasiones.
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Personalidad local
Gracias a su diseño de estilo colonial, una colección de piezas de arte y murales creados por artistas locales, y un servicio atento y profesional –o, como lo describió el mismo Presidente en redes sociales, “de primera, con trabajadores buenos y alegres”–, el hotel conjuga muchas de las virtudes que solemos asociar con la hospitalidad oaxaqueña.
Además, su restaurante Santa Julia, ofrece un recorrido por la cocina oaxaqueña y sus sabores tradicionales, del mole y el tasajo, a platillos preparados con ingredientes de la costa.
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Conexión desde Oaxaca
Ubicado en el extremo sur del Istmo de Tehuantepec, Salina Cruz es uno de los polos del corredor Transístmico impulsado por el gobierno del Presidente López Obrador, y que además de la rehabilitación del tren Interoceánico de pasajeros, que cruza 310 kilómetros hasta Coatzacoalcos, Veracruz, contempla la creación de 12 parques industriales entre ambas ciudades.
El proyecto, que ha motivado la visita del Presidente en repetidas ocasiones –la última de ellas, en junio de este año, en compañía de Claudia Sheinbaum, quien reiteró su compromiso por continuar con los trabajos en la región–, promete detonar no sólo las capacidades comerciales del Istmo, sino que también proyecta el crecimiento turístico de destinos emergentes en el estado.
Con playas como Las Escolleras, ubicada a siete kilómetros del centro y animada por restaurantes y bares sobre la arena, y Playa Azul, en donde es fácil encontrar franjas de playas en soledad absoluta, además de algunos de los mejores destinos para surfear y la posibilidad de visitar algunas de las comunidades en el Istmo, Salina Cruz –menos de 140 kilómetros al oriente de Huatulco– se encuentra en una posición privilegiada para atraer a nuevos viajeros, que estén en busca de rincones aún poco explorados de Oaxaca.