TESOROS DEL TITANIC

Subastan la única carta sobreviviente de un pasajero latino que viajó en el Titanic, ¿qué decía?

La historia del Titanic es una de las más famosas en la historia del mundo y, a pesar de que ya pasaron varios años, sigue provocando una gran curiosidad

Tesoros del Titanic.La carta fue subastada 110 años después el hundimientoCréditos: Unsplash
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El nombre del Titanic, recientemente, se puso en tendencia debido al accidente que ocurrió con el submarino que intentó bajar al viejo navío que está a varios metros de profundidad. Pero, la verdad es que todavía hay reliquias de este barco histórico que se encuentran viajando en el planeta, como la carta de un latino que resultó ser pasajero y escribió antes del hundimiento. 

La historia del Titanic es mágica y enigmática, por lo que todavía da de qué hablar y llama la atención de millones de personas alrededor del mundo, quienes desean bajar a las profundidades para conocer las reliquias del gran barco. 

Así, los restos que lograron sobrevivir se han convertido en todos unos tesoros, como una carta que fue escrita por un pasajero del Titanic, de origen latino, donde detallaba cómo era el navío. Este tesoro formó parte de la subasta que hizo la empresa Zorrilla en Montevideo, Uruguay. 

De acuerdo con la Agencia EFE, la carta se subastó por una cantidad de 12,000 dólares, aunque se desconoce quién es el nuevo dueño. Anteriormente, la carta estaba resguardada por la familia del pasajero y pasó por tres generaciones.

¿Qué decía la carta del pasajero latino del Titanic?

La carta pertenecía al uruguayo Ramón Artagaveytia Gómez, un pasajero que viajó en el Titanic que salió de Southampton, Inglaterra, con destino a Nueva York, Estados Unidos, ciudad que no logró conocer tras hundirse en medio del mar. 

El texto está fechado el 11 de abril de 1912 y estaba dirigido a su hermano Adolfo, a quien le confesaba lo feliz que estaba de viajar en ese gran navío, al cual describió con gran lujo de detalle. 

“Todo cuanto diga de él es poco”, comenzaba la carta. “Los corredores están pintados de blanco y algunos salones, como este, son de madera esculpida, creo que de roble, con sofás y sillas de raso aterciopelado verde. Todo es nuevo y rico”, describió Ramón Artagaveytia Gómez, quien era un empresario agropecuario de 71 años, registrado como pasajero de primera clase. 

“Al acercarnos ayer en el vapor estaba fresco como el Río de La Plata, y al mirar para arriba me hacía el efecto de estar al pie de una casa de cinco pisos. Al entrar había como 50 mozos. Uno me toma las valijas, y por el ascensor (hay 3) subimos a mi piso en la cubierta B. El comedor está en la D y más abajo hay otros”, narró. Así, tres días después, el barco tuvo un choque con el glaciar y terminó por hundirse durante la madrugada.